martes, 13 de octubre de 2015

Flipped en los géneros literarios

Es cierto que la generación actual de estudiantes no tiene una alfabetización digital que nos permita hablar de competencia digital en su amplio sentido. Del mismo modo que el modelo flipped asciende desde la comprensión o el entendimiento hasta la creación de contenidos, apoyo firmemente su base "pedagógica": el modelo SAMR. Pues bien, desde que me crucé con él, he ido progresivamente adaptándolo a mis herramientas y formatos docentes para ir analizando qué es lo que realmente hace que nuestros alumnos vayan adquiriendo aprendizajes sólidos y reales.
De igual modo, el cerrajón pedagógico que supone encerrarse en un libro de texto y convencerse de que el temario "se ha dado" cuando se llega al último tema del libro, no deja de ser, como menos, paradójico. Y con esto vuelvo al modelo SAMR, que junto al flipped classroom, pone al alumno en el centro del escenario educativo, con las mismas herramientas que los docentes usamos para preparar y crear unidades, pero con la diferencia que les separa de nosotros: la especialidad.

No es de extrañar que no solo alumnos, sino familias sean reacios a modelos innovadores porque también les pone a ellos en el centro del proceso. Así, los deberes dejan de ser meras actividades de procesos repetitivos en donde se reincide sobre lo aprendido, continuando con las mismas destrezas cognitivas que han estado trabajando en clase. Me gusta que los alumnos perciban la "preocupación" de un trabajo bien hecho, porque han invertido su tiempo, dedicación y esmero en que al final salga un producto importantísimo para ellos: su aprendizaje.
Es por ello por lo que me sentí retado por mis alumnos de 3ESO a la hora de trabajar los textos literarios y sus figuras retóricas. Lo apasionante de la Literatura es que está presente cada día entre nosotros y nos hace emocionarnos continuamente. No he recurrido esta vez a textos clásicos ni a repetidas estrofas que suelen aparecer en los libros de textos. En esta ocasión, han sido ellos quienes han trabajado sus propios textos visualizando anuncios y aportando a clase sus percepciones acerca de las figuras retóricas presente en ellos.



En una segunda parte, los alumnos han trabajado con distintas herramientas de creación, edición, colaboración y difusión la naturaleza de los géneros literarios para justificar su presencia a lo largo de la Historia. Además, les ha servido para hacer una reflexión diacrónica de cómo se hacía antes y cómo las percibimos ahora, gracias al potencial audiovisual y de las herramientas digitales. Les animé a usar Google Presentaciones para trabajar colaborativamente, sin necesidad de estar física ni temporalmente en un lugar. Para asegurarnos la interacción con los compañeros, les animé a que lanzasen tres preguntas como "evaluación" tras su exposición (lo cual me servía a mí también) con la aplicación Plickers. Han valorado enormemente el aprendizaje adquirido y lo han reconocido como propios, ya que tanto el proceso como el producto final han sido personales. Es aquí cuando recuerdo a Javier Tourón, Raúl Santiago y Alicia Díez en su libro "The Flipped Classroom" cuando aseguran que para que el aprendizaje sea un éxito, tiene que ser personal.

Con experiencias como esta, me reafirmo en que debemos poner todas las herramientas posibles que disponemos para presentar proyectos que demuestren las habilidades reales del alumnado en el siglo XXI; debemos ponerlos ante sus propios retos para puedan afrontarlos con las competencias que realmente necesitan para desarrollarse personal, académica y profesionalmente.



2 comentarios:

  1. Muy bueno Domingo, seguro que puede ser muy útil publicarlo en la web flipped.
    Enhorabuena!

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  2. Muchas gracias por tu comentario. Lo incluiré en la web flipped junto con otra entrada que tengo pendiente para esta semana. Irán las dos separadas. Gracias.

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